Hice una promesa jure no voltear hacia atrás
o me convertiría en una estatua de sal
pero el fuego de tu piel me quema la espalda
y son tantas las ganas de volverte a tener
que ya voy sintiendo como lo dulce de mi piel
comienza a tornarse amarga, mis ojos no logran parpadear,
lentamente me congelo y dejo de sentir el viento
falta muy poco para quedar inmóvil para siempre
mis labios son mi arma , mi voz la ultima bala al pronunciar tu nombre.
En este desierto yo soy el único que tiene sed.
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